Los pretextos
Debe dejar de ponerse pretextos y comenzar el proceso de abandonar el tabaco siguiendo estos pasos. La mayoría de los fumadores y consumidores de tabaco quisieran dejar el hábito, pero prefieren posponer el intento por muchos motivos.
"Es que no puedo dejarlo".
Aunque quizá conozca a una que otra persona que dejó de fumar de golpe, esa es ciertamente una de las formas más difíciles de hacerlo. Nosotros le ofrecemos los recursos que le ayudarán a eliminar su adicción al tabaco de manera gradual. Puede preguntarle a su médico qué medicamentos, ya sean recetados o de venta libre, podrían ayudarle en el proceso, como parches, chicles de nicotina o pastillas para chupar, por ejemplo. Busque a alguien que también esté intentando dejar de fumar y luego juntos fijen una fecha para empezar a dejarlo y cíñanse a ella.
"Solo fumo cuando bebo".
El humo del tabaco contiene más de 7,000 sustancias químicas. Una de esas sustancias, la nicotina, hace que fumar sea increíblemente adictivo, tanto como la cocaína o la heroína. Los fumadores ocasionales tienden a convertirse en fumadores habituales, así que es mejor dejar de fumar ahora antes de que la dependencia se vuelva más fuerte.
"Mi papá tiene 74 años y ha fumado toda su vida. Y ahí sigue, nada le ha pasado".
Si bien pueden darse casos como este, las estadísticas demuestran claramente que el consumo de tabaco aumenta en forma considerable el riesgo de contraer muchas enfermedades. Aunque un fumador o consumidor de tabaco no contraiga por ello alguna enfermedad mortal, su cuerpo continúa experimentando los efectos nocivos del tabaco. Fumar provoca manchas en los dientes y es causa de mal aliento, afecta las capacidades físicas del fumador e incluso impide que los demás quieran estar cerca de usted cuando esté fumando.
A largo plazo, el consumo de tabaco puede causar arrugas prematuras, cáncer de boca, cáncer de pulmón, enfisema pulmonar y enfermedades cardiacas. También puede llevar a depender de un tanque de oxígeno o tener que hablar con ayuda de un dispositivo de voz electrónico por el resto de su vida.
"Hace ya tanto tiempo que fumo, que dejarlo no me serviría de nada".
El cuerpo de una persona se beneficia casi de inmediato cuando deja de fumar o masticar tabaco de manera definitiva, sin importar cuánto tiempo lleve consumiendo tabaco. En solo 20 minutos, la presión arterial y el ritmo cardiaco bajan a un nivel normal. A las ocho horas, los niveles de monóxido de carbono tóxico en la sangre disminuyen, mientras que el oxígeno aumenta. En tan solo un día, la probabilidad de que la persona sufra un ataque al corazón disminuye.
En la primera semana después de que se deja el tabaco, las terminaciones nerviosas empiezan a regenerarse, los sentidos del gusto y el olfato mejoran y la capacidad pulmonar aumenta, de manera que la persona respira más profunda y fácilmente. El primer año después de dejar de fumar, la persona tose mucho menos, tiene más energía y menos problemas de sinusitis. Al cabo de cinco años de no fumar, el riesgo de tener cáncer de pulmón se reduce a la mitad, y el nivel de riesgo de padecer un accidente cerebrovascular retrocede al de alguien que nunca ha fumado.
"He tratado de dejarlo, pero no puedo".
No es fácil dejar el hábito del tabaco. La mayoría de la gente lo intentan varias veces antes de lograrlo. Considere sus intentos pasados como una práctica y persevere en el esfuerzo sin perder de vista su objetivo. Usted nunca iría a jugar un partido de campeonato ni bailaría con alguien famoso en la tele sin antes practicar, ¿verdad? Mediante un sistema de apoyo compuesto por amigos y familiares podrá mantenerse motivado y con ánimos para lidiar con los deseos intensos de fumar. Recuerde que llamar a la Quitline o usar el programa en línea son dos formas fáciles de obtener el apoyo que necesita en el momento en que lo desee.
"Fumar me ayuda a eliminar el estrés".
El tabaco en realidad no ayuda a calmar los nervios. Cuando usted siente una sensación de alivio después de fumar un cigarrillo, es solo porque ha satisfecho su necesidad inmediata de nicotina. Dejar de fumar elimina la tensión de ser adicto a una sustancia, y puede de hecho ayudar a mejorar el estado de ánimo y reducir la ansiedad. Hay otras formas adecuadas y sanas de lidiar con el estrés. Pruebe a dar un paseo, darse una ducha o un baño rápidos, o incluso tomarse unos minutos para beber con calma un vaso de agua.
"Fumar me ayuda a concentrarme y tener energía".
Los primeros efectos de un cigarrillo pueden parecer beneficiosos para algunas personas. Sin embargo, cuanto más fume, más disminuirán estos efectos. Al cabo de un tiempo, usted simplemente se vuelve adicto a la nicotina, y entonces su cuerpo la necesita para mantener un nivel normal de concentración y energía. Para lograr ese mismo nivel de concentración y energía de manera natural y sana, trate de aumentar la actividad física de cada día y de seguir una dieta nutritiva.
"Yo puedo dejar de fumar cuando quiera".
Muchos fumadores creen que fumar es una elección personal, y que ellos controlan si fuman o no. Lamentablemente, incluso fumar de manera ocasional puede provocar adicción a la nicotina, así que es mejor que lo deje ahora que aún lleva las de ganar. Pregúntese qué es lo que le está impidiendo dejar de fumar. Es casi seguro que no encontrará un motivo que justifique el no intentar dejarlo. Y así es; no hay ningún motivo: ¡La decisión depende de usted! Usted puede empezar a dejar el tabaco hablando con un asesor especializado hoy mismo.
Última actualización 13-05-2024